REFLEXIÓN MIÉRCOLES 13
Las nuevas tecnologías y en este caso, los móviles o tablets, son máquinas que, como muchas cosas, se les puede sacar mucho provecho. Pero el exceso indiscriminado es perjudicial, así como lo hacen los niños y adolescentes.
Un ejemplo muy común, era estar hablando sobre los temas o sucesos del día (lo que te preocupaba, lo que te gusta...) con la familia, pero parece ser que la comunicación se está dejando de lado. Un niño no tiene porque estar con un iPad muchas horas, y menos comiendo. La comida es un hábito fundamental para la familia. ¡Ahora el hábito es que los niños se entretengan mientras sus padres les dan de comer!
He observado momentos muy semejantes, pero más cercanos. Chicos y chicas de mi edad, se juntan, como es normal. Pienso que se unen para charlar sobre algunas cosas que han courrido, pero al parecer, lo único que comentan es la conversación que están manteniendo con sus amigos, su novio o novia... Mientras, se producen incómodos momentos de silencio, cuando con sus dedos se concentrar en el móvil. No conviven como siempre. Además, los niños de unos ocho o nueve años ya saben acceder a todo (sus juegos, aplicaciones...), lo cual no lo veo mal. Lo más sorpendente es que hablan con su amigo de al lado, con el móvil y ni se dirigen una palabra. ¡Pero no es solo problema de los jóvenes, sino de los mismos padres, que les suele ocurrir lo mismo! Algunos se concentran más en su móvil que con sus hijos.
Estoy de acuerdo con el autor del artículo Niños sonámbulos: "Un niño sentado a la mesa, está asistiendo a la escuela más importante de su vida". ¡Cuánta razón! No me gusta hablar porque sí, pero lo mejor, ,es charlar sobre aquella tontería que te dijo el compañero o sobre esa experiencia en aquella ciudad... No sé si me entendéis.
En mi opinión creo que aplicaciones como WhatsApp y demás redes sociales, no sirven para tener una conversación larga con alguien cercano. Sin embargo, nos atraen este tipo de webs y yo lo admito, porque a mí también me pasa. Hay que erradicar la ADICCIÓN, y sobre todo a los niños. Un niño debe estar jugando, comiendo un helado o paseando con sus padres en la calle, en lugar de estar tan pendiente de un juego.
Ya sabéis, se puede hacer USO, pero nunca será saludable, cualquier ABUSO.
¡Hasta aquí la reflexión! ¡Nos leemos!
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